Finca El Tomillar: Boda Sonsoles y Carlos

Finca El Tomillar: Boda Sonsoles y Carlos

Una boda, mil abrazos

A eso de las cuatro de la tarde del día de San Fermín del pasado año, en un día de mucho calor, entraba en la casa de los padres de Sonsoles en un barrio del norte de Madrid.

Desde el primer segundo fue un día de suerte porque la casa es una de esas en las que, según te reciben, ya sabes que vas a trabajar muy a gusto. Todo el mundo lucía la mejor de las sonrisas, incluida Sonsoles, por supuesto, a quien le duró todo el día.

Allí estaba la novia con Carminia, de Oui Novias, que además de hacer su trabajo a las mil maravillas, se mantuvo siempre risueña a pesar de estar permanentemente rodeada por un operador de vídeo y por mí mismo. Por cierto, olvidé presentarme: soy Carlos Cobo, fundador de Booda Studios (antes Booda Fotografía).

Sobre las seis empezó la ceremonia. Como es mi costumbre me subí en el coche de la novia y allí tuve la ocasión de conocer al padrino, que me confesó que se había comprado ese coche nuevo (un flamante BMW), solo para llevar a su hija al altar. En su defensa diré que  su anterior "bólido" tenía ya más de 20 años. Vamos, que ya tocaba cambiar y aunque toda excusa es buena, es difícil encontrar una mejor que la boda de su hija.

Mi compañera Conchita mientras acompañó a Carlos en casa de sus padres, donde todo había salido fenomenal y su encantadora familia lo había puesto muy fácil. El novio, y  Conchita con él (qué gran profesional), llegó a la hora prevista a la iglesia de San Bernabé, en El Escorial.

La ceremonia empezó tarde pero el retraso se compensó con mucha intensidad. Dio lugar hasta a algunas risas, poco habituales en las iglesias, y también, por supuesto, a la emoción, como podréis ver en alguna de las fotos. Y sí, los novios también lloramos en las bodas y este 2018 ha sido un año lleno de novios muy emocionados. Nada nos gusta más a los que hacemos fotografía de bodas.

La salida de la iglesia no se prolongó durante mucho tiempo, pero estuvo llena de abrazos de los de verdad, igual que los que se prodigaron durante el cocktail que organizó la preciosa Finca El Tomillar, un lugar donde se trabaja increíblemente bien como ya pasó en las casas de Sonsoles y Carlos. Esta iba a ser una boda donde uno puede dar lo mejor de sí mismo para que los novios recuerden el día más importante de su vida.

La elegancia fue la norma entre todos los invitados, muy acorde con el precioso vestido de Sonsoles, de Valenzuela Atelier, y el elegante traje de Carlos, diseño de Falcon Bespoke.

Como siempre, el salón de la Finca El Tomillar estaba perfectamente decorado. Es una de sus especialidades y nunca dejan un detalle al azar.

La entrada en el banquete de Sonsoles y Carlos fue como cuando salen Rafael Nadal y Federer a la pista central de Wimbledon: atronadora y llena de pañuelos rojos, motivo sanferminero, muy acorde con el día elegido por los novios.

Cómo es costumbre en Booda Studios, mientras los invitados cenan, nosotros preparamos el Same Day Edit, para que todos puedan ver lo que ha sucedido en la boda hasta el momento. Lo diferente esta vez fue la canción que elegimos, bueno, que eligió Carlos sin saberlo (Crazy de Lost Frequencies). La edición final, esta que os traemos aquí, tiene otro temazo del mismo grupo, Reality. Pantalla grande, volumen a tope: merece la pena verlo y escucharlo.

No quiero terminar de recordar este día sin hacer mención al precioso y sencillo ramo de novia que lucía Sonsoles, obra de Flores en el Columpio.

La fiesta, como podéis imaginar, fue un éxito, llena de temazos al gusto de dos novios amantes de la música festivalera.

Tras la foto de despedida solo podemos decir que Sonsoles y Carlos son una pareja de 10 protagonista de una boda de 10.

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