12 de julio, 16h, el calor propio de la fecha, ya casi todo listo para una boda civil en la preciosa Finca del Molino del Manto ubicado muy cerca de Chinchón (Madrid), allí aparecimos un servidor, Carlos Cobo y mi compañero Sergio.
Como no podía ser de otra manera Julio nos recibió con una preciosa sonrisa, que no se le fue en todo el día de su boda, Juan aún estaba tranquilo en una de las habitaciones que la finca pone a disposición de las parejas antes de que la boda dé comienzo.
Como era muy pronto pudimos disfrutar de la excelente decoración de las mesas donde se iba a celebrar el banquete, obra de Artigot Catering .Allí estaba Olga afanandose en que todo quedara perfecto, y creedme que lo consiguió.
Llegaba la hora y decidimos empezar con nuestro reportaje de boda, y una vez más todo fueron facilidades, Julio -fiel seguidor de Booda Studios estaba deseando empezar, siempre con una sonrisa. Juan, de carácter más tímido, pero con un corazón enorme, se metió en el papel muy rápidamente.
Comenzar un reportaje de boda no es fácil, no hay que olvidar que nadie está acostumbrado a tener a dos fotógrafos tan cerca, pero siempre conseguimos que se olviden de nosotros para captar las fotos más naturales posible, siempre con nuestro toque artístico, y para que no se les olvidase ningún rincón de la finca les hicimos fotos en todas las estancias.
Los trajes son obra de Goviani
El momento de más nervios estaba por llegar, al ser una boda de dos hombres ya no había reglas, y decidieron que el primer paseo hacia el altar lo diera Julio con Luisa, su madre, una mujer encantadora.
Juan llegó del brazo de su hermana Silvia, a la que tuvimos el gusto de conocer el día de la preboda y nos hizo de "cuidadora" de las mascotas de Julio y Juan que participaron en la misma.
La boda civil la ofició un de los primos de Juan, cosa que nos encanta porque se habla de corazón y hace que los invitados lo sientan como algo más cercano
La ceremonia estuvo llena de momentos muy emotivos,lo que nos permite sacar fotografías de un gran impacto y, como una imágen vale más que mil palabras, aquí os dejo una muestra.
Al finalizar la ceremonia civil todo fueron besos y abrazos, bueno, muchos más abrazos, de esos que se dan con los ojos cerrados y apretando bien contra el pecho. Eso denota que son gente muy querida, cosa que a mí personalmente me han demostrado desde el día que les conocí.
Una vez que tocó a su fin el cocktail, con una temática mexicana y al aire libre, rodeado de toda esa naturaleza que tiene EL Molino del Manto, llegó el momento del reportaje de pareja. En nuestro caso, con 20' siempre nos basta y esta vez no fue una excepción, además nos dió tiempo a recorrer todos los exteriores de la finca, con un fantástico resultado.
La sorpresa llegó en el banquete, ya de noche, estaba todo ambientado con muchas luces que daban un tono muy agradable a la cena, y porqué no decirlo, en las fotos siempre quedan fenomenal.
Juan tenía una tarta sorpresa para Julio, Julio tenía un ramo de flores para su madre y un prima de Juan tenía una canción para ofrecerles.
Llega el baile de los novios, lo han preparado, están nerviosos, empiezan agarrados, pero de repente, como si salieran de la película LA LA LAND, empiezan a darle ritmo y aquello terminó en un fiestón, y para muestra, un botón.
Cuando llevaban una hora de fiesta, y como es costumbre en Booda Studios, hacemos nuestra proyección de las fotos del día de la boda, o más conocida como Same Day Edit. A Julio y a Juan se les quedó esta cara...
Antes de acabar todos nuestros reportajes siempre terminamos con una foto especial, y en este caso ellos insistieron en hacerse una foto con nosotros y con Olga, de Artigot Catering